
3 trucos para limpiar el parquet
El suelo de parquet es uno de los más deseados en las casas, tanto si lo traen de serie como si se opta por él cuando se hace una reforma. El suelo de parquet transmite elegancia, pero también crea sensación de hogar. Es acogedor y cálido…aunque eso sí: resulta más difícil de limpiar y de mantener que los suelos convencionales, y también es menos sufrido (o eso se cree).
De ahí que mucha gente acabe cambiando de opinión y eligiendo otro material para el suelo de su casa.
Por lo que al parquet y a su mantenimiento respecta, se han hecho grandes progresos en los últimos años. Antes, la madera estaba menos tratada y el parquet debía acuchillarse, a la manera de “Los acuchilladores de parquet”, el célebre cuadro del francés Gustave Caillebotte, pintado en 1875. Era un trabajo arduo, largo y caro. Por lo que muchos propietarios de casas con parquet posponían el proceso de acuchillado… y el parquet, lógicamente, se deterioraba hasta tal punto que daba pena verlo. Seguro que habéis visto más de un suelo de parquet en este estado.
Pues bien, independientemente del acuchillado y del barnizado posterior, como decíamos al principio, limpiar, cuidar y mantener el parquet que se fabrica hoy en día no es tan difícil como se piensa. De hecho, existe mucha leyenda urbana al respecto.
Por eso hoy compartimos con vosotros tres trucos para limpiar el parquet que seguro que os serán de gran utilidad. Vamos a verlos.
Cambia la fregona por la mopa
Uno de los errores más frecuentes a la hora de limpiar el parquet consiste en tratarlo igual que si fuera un suelo de baldosas o mármol. Es decir, con fregona en mano. Pues bien, eso es un error bastante serio a la hora de cuidar el parquet, puesto que la madera, por lo general, prefiere la sequedad frente a la humedad.
quetEs por esto que nuestra aliada del día a día debe ser la mopa. Bien sea una mopa tradicional (compuesta de una estructura desmontable y una funda de un tejido que se asemeja a la lana); bien sea una de microfibra (que llega a todos los rincones y resulta muy efectiva, ya que de una sola pasada lo recoge todo); bien sea una mopa que funciona con capas de celulosa desechables. Para el día a día cualquiera de estas opciones nos vale.
¿Qué pasa si el parquet se ensucia, por ejemplo de barro, o si se nos cae algún líquido? En ese caso, optaremos por ayudarnos de una fregona casi seca, muy escurrida, y de agua con vinagre. Este mismo remedio nos vendrá bien si, por higiene, cada cierto tiempo queremos limpiar un poco más a fondo la casa. El vinagre, disuelto en el agua, nos ayudará a sacar a relucir el brillo del parquet. Pero eso sí, recordad que la fregona debe estar siempre escurrida al máximo.
Hidrata la madera
Muchos especialistas consideran que la madera “está viva”, pues en realidad se trata de materia orgánica. Esto implica que daba nutrirse e hidratarse, como hacemos con nuestra propia piel. Solo que con productos específicos, claro. El aceite de oliva, de teca, de linaza o de pino es perfecto para restaurar y nutrir las maderas. En cuanto se aplica se nota la diferencia, ya que le devuelve el brillo y la vitalidad a la madera, ayuda a que no se reseque y, por consecuencia, se deteriore y agriete.
Lo ideal es hacerlo a fondo cada dos meses, con ayuda de un paño limpio de algodón (típica camiseta vieja que ya no nos ponemos). Hay que frotar por todo el suelo, con especial insistencia en las zonas más estropeadas. Es un pequeño esfuerzo que nos exige la madera, pero es tan agradecida que en cuanto absorba el aceite veréis qué cambio experimenta.
Abrillántalo
Si el parquet está muy deteriorado, sobre todo porque es muy antiguo y nunca ha recibido la atención adecuada, hay que someterlo a un cuidado intensivo infalible: la cera de abeja.
Aplicada sobre el parquet y una vez se seca bien, es el momento de sacarle el brillo al parquet con una bayeta. O con dos. Porque una forma muy rápida de hacer esto consiste en “patinar”, es decir, deslizarse sobre las bayetas a lo largo y ancho de todo el parquet. Un plan que suele apetecer a los niños.
El parquet, si estaba muy dañado, no se sanará por arte de magia, pero seguro que se verá mejor, más brillante, y resultará mucho menos áspero al tacto.