
Trucos para recuperar el brillo en el baño
El baño es una de las estancias de la casa que más suciedad acumulan y más se estropean con el tiempo. ¿El motivo? El agua y la humedad general, principalmente.
El agua, porque deja restos de cal que nos quitan el brillo y estropean el aspecto de la grifería, la mampara, el lavabo o la bañera.
Y la humedad porque es la responsable de esas horribles (e incluso peligrosas) juntas de baldosa ennegrecidas por el moho.
Con estos trucos podrás recuperar rápidamente el brillo de tu baño.
A por las salpicaduras
La primera fase de limpieza es acabar con la cal, es decir, las marcas de salpicaduras de agua que quedan siempre en la pica del baño e incluso la encimera, en los espejos, la mampara y la bañera o plato de ducha, así como en sus paredes.
Para esto es posible que tengas ya algún producto determinado entre tus “infalibles”. Pero si no es así y nunca obtienes los resultados que esperas, es hora de probar un par de trucos:
Para la ducha y la mampara, una mezcla de agua con amoníaco no falla nunca. Lo mezclas en un pulverizador, secas con trapo de algodón, y ya lo tienes brillando de nuevo.
En el espejo y la zona del lavabo puede bastarte con un pulverizador lleno de agua mezclada con vinagre.
Limpiar las juntas de las baldosas
Por mucho que brillen tus espejos y tu mampara, si el baño tiene las juntas de las baldosas el efecto siempre será desagradable. Esto ocurre debido a que el moho y las bacterias encuentran en estas juntas un caldo de cultivo perfecto en condiciones de humedad… que son las habituales en un baño. Verás que lo mismo ocurre bajo tu alfombra de ducha, o incluso en la silicona de la mampara.
Aquí tienes dos soluciones distintas dependiendo del grado de ennegrecimiento y el tiempo que haga que está ahí.
Si hablamos de los primeros signos de moho, puedes utilizar una mezcla de agua caliente con bicarbonato, usando una esponja de flor para arrancar la suciedad sin dañar la superficie de la baldosa.
En casos más generalizados, lo mejor es sacar la artillería: combina en un pulverizador una parte de agua tibia, otra de jabón y otra de lejía. Échalo en las juntas y las zonas negras y déjalo actuar durante un buen rato.
Al cabo de una media hora pasa el trapo, la esponja de flor, o incluso un cepillo pequeño por esas juntas, y verás cómo la suciedad se va desprendiendo.
Si siguen quedando restos, vuelve a repetir la operación y deja que tu combinado actúe sobre las capas inferiores de moho y bacterias.
Por último, recuerda que el suelo es otra parte importante en la limpieza, ya que en el baño quedan muchos rincones de difícil acceso que pueden verse sucios, en el que medrarán los lepismas o “pececillos de plata”. Inofensivos pero desagradables.
Así que la clave para mantener el brillo en el baño es no abandonarlo, y hacer del barrido y fregado una tarea rutinaria, así como de los combinados arriba explicados para limpiar la vertical de tu baño.
¡Sigue estos trucos y tendrás un baño brillante como los chorros del oro!