Consejos esenciales para ahorrar agua en casa
Nunca sobran ideas ni trucos a la hora de ahorrar agua. Ni le sobran al medio ambiente, ni le sobran a tu bolsillo: ambos se verán beneficiados de cada litro de agua que consigas ahorrar o reutilizar.
Y es más fácil de lo que parece, sólo necesitas cambiar algunos hábitos, y poner en práctica alguno de los trucos que te explicamos aquí.
¡No te los pierdas, que lo notarás en la factura!
Uso inteligente de los grifos
Los grifos, en el lavabo o en la cocina, son una de esas vías por la que se nos escapan el agua y los euros sin apenas darnos cuenta. ¿La causa? Por lo general, el mal hábito de dejar el grifo abierto aunque no lo estemos usando. Por ejemplo, en actividades como:
- Lavar fruta y verdura
- Fregar los platos
- Lavarse las manos y la cara
- Lavarse los dientes
- Afeitarse
El momento en que estás secando el cepillo de dientes, o pasándote de nuevo la cuchilla, o dejando los platos sobre la rejilla, o cogiendo otra pieza de fruta de la nevera… esos pequeños segundos o incluso minutos con el grifo abierto suponen litros de agua desperdiciándose. Cerrarlo, por el contrario, implica ir sumando litros ahorrados a favor de tu factura.
Instala aireadores o reductores de caudal
Además de abrir los grifos solo cuando sea estrictamente necesario, también puedes ahorrar mucho instalándoles aireadores (que cargan el chorro con aire, manteniendo la presión pero reduciendo a la mitad el agua que sale del grifo) o reductores de caudal (que directamente reducen el volumen de agua saliente).
Combinando esto con unos buenos hábitos, conseguirás un ahorro sorprendente sólo con los grifos.
Cambio de hábitos en la ducha
Por el desagüe de la ducha se desperdician cada día decenas de litros de agua, básicamente por dos motivos:
- Por el agua que dejas correr al abrir la ducha mientras esperas a que se caliente
- Por dejar el agua abierta mientras te enjabonas.
La solución para el último caso pasa por un cambio de hábitos: acostúmbrate a cerrar el agua de la ducha cuando te enjabones y enciéndela solo cuando vayas a aclararte.
El primer caso es ya más complicado, porque depende de lo que tarde tu caldera en calentar el agua de la ducha. Frente a esto tienes dos opciones.
La “cara” es instalarte una ducha termostática: supone una inversión, pero al tiempo mejora el ahorro ya que estas duchas son las más rápidas del mercado en calentarse.
La forma más económica, aunque algo más aparatosa, es recoger esa agua fría en un cubo para reutilizarla como mejor te convenga: en el retrete, para fregar platos, o para regar plantas, por ejemplo.
Trucos de ahorro en la cisterna del retrete
Normalmente las cisternas de los sanitarios arrojan mucha más agua de la necesaria para eliminar los residuos. Los retretes modernos suelen disponer de doble pulsador (que permiten descargar toda la cisterna o sólo la mitad, dependiendo de lo que debas eliminar) o con sistema de interrupción (pulsas una segunda vez y la salida de agua se detiene).
Pero si tienes un sanitario antiguo con un solo botón/cadena, la mejor solución es rellenar una o dos botellas de litro y medio con agua o con tierra. Las cierras bien, las introduces en la cisterna… y todo el volumen que ocupen será el equivalente en ahorro de agua.
La clave del ahorro está siempre en los detalles. Pon en práctica estos trucos, cambia algunos de tus hábitos, y verás cómo en los próximos meses la factura del agua se va reduciendo a niveles aceptables.