Cómo lacar una puerta
El desgaste de una puerta, sobre todo si es exterior, puede llevarnos a pensar en cambiarla. Sin embargo, y sin tener que pasar por este proceso, una buena idea sería lacarla o pintarla. Ello nos ahorrará mucho dinero y obtendremos un resultado que quizás no habíamos ni imaginado si damos los pasos necesarios para conseguirlo.
Pasos a seguir antes de empezar a pintar
En primer lugar, lo que debemos hacer es descolgar las puertas y dejarlas en un lugar o estancia adecuada, como por ejemplo el garaje o una habitación con protección en el suelo para no manchar nada durante el proceso de pintado.
Una de las mejores maneras de pintar una puerta es usar una pistola especial para ello. No obstante, no todo el mundo dispone de ella y del dinero para poder adquirirla, con lo cual el uso de un simple rodillo de pintura también nos va a servir. Con rodillos de poro cero o de espuma obtendremos acabados muy finos.
Con el material ya preparado, haremos uso de una lija con el objetivo de abrir el poro de la madera de la puerta. A continuación, aplicaremos una capa de imprimación de selladora y que previamente habremos disuelto en disolvente. Dejaremos secar durante 12 horas.
Una vez esté seca la imprimación, volveremos a lijar la puerta dando, a continuación otra capa de imprimación y volviendo a lijar cuando esté seca. El objetivo es deshacernos de toda rugosidad y de las irregularidades de la puerta, además de la suciedad y polvo que pueda tener acumuladas.
Llega el pintado; cómo realizarlo
La preparación de la puerta para el pintado está lista y es momento de empezar con él. Normalmente, el lacado se produce usando lacas de dos componentes (laca y catalizador + disolvente) y que son más resistentes y duras. De todos modos, ello no es estrictamente obligatorio, con lo cual podemos usar el tipo de laca que prefiramos.
Si optamos por una laca de dos componentes, será necesario mezclarlos usando un cuarto de cada uno de ellos y añadiendo, a continuación, la parte de disolvente que corresponda. A partir de aquí, es importante mezclar todos los componentes y empezar a pasar la pistola o el rodillo, según corresponda.
La laca debe extenderse de forma uniforme, dejarla secar, y lijarl
a de forma suave, limpiarla y volver a darle otra capa de laca. En este momento, debemos fijarnos si ha quedado totalmente cubierta por la laca; si no es así, deberemos repetir de nuevo el proceso sin dejarnos ni un solo paso, ya que el hecho de lijar y limpiar es fundamental para conseguir un resultado perfecto.
Lo que queda claro es que, aunque la adquisición del material (lijas, pistola, rodillo, laca, disolvente, sellado, etc.) puede ser un poco caro, no es nada comparable con el coste que puede suponer el hecho de cambiar todas las puertas por unas de nuevas. Y, además, siempre podemos hacerlo cuando más nos apetezca o aprovechando los cambios de estación – sobre todo tras el verano cuando los colores quedan más mermados por la acción de los rayos del sol.
